miércoles, 18 de febrero de 2015

EN BUSCA DE EQUILIBRIO, UNA LECCIÓN ANCESTRAL

Debo aceptar que al ver a tantas parejas caminando felices, tomadas de la mano y celebrando el día del amor y la amistad, me dio curiosidad el saber si en las culturas prehispánicas existía una celebración similar. Fue entonces cuando recordé un concepto maya que es una celebración permanente de amor, respeto, conciencia y honorabilidad: “In Lak’ech”



Se podría pensar que este es un concepto similar a la “regla de oro” de las religiones contemporáneas que básicamente dice: “Trata a otros como quisieras ser tratado”, y a este nivel, lo es. Sin embargo su mensaje es mucho más vasto, al grado tal que se interconecta profundamente con el todo.

In Lak’ech es un saludo Maya que literalmente quiere decir “Yo soy otro tu” y al que la otra persona contesta Hala Ken y “tu eres otro yo”. El concepto en su totalidad significa que el que lo dice se reconoce como parte del universo y reconoce que el universo vive en él. De esta forma los mayas perpetuaron de forma sagrada la creación en conjunto de las relaciones humanas y las relaciones con el medio natural. Dicho de una forma más práctica, in lak’ech es la conciencia de que si yo te lastimo, de alguna manera también me estoy lastimando a mi mismo; y en donde si yo te ayudo, finalmente me estoy ayudando a mi mismo. La práctica constante de este concepto es la llave al equilibrio social y natural que hoy tanta falta nos hace.

Sin embargo se requiere de mucho valor y compromiso para su implementación en nuestra vida diaria, ya que más que un concepto es una metodología en donde primero necesitamos ser consientes de los alcances de cada uno de nuestros actos. No basta con hacer una acción en donde, directamente no afectemos a alguien más, es importante saber hasta donde impacta de manera directa e indirecta. Segundo, debemos ser respetuosos de los demás y pensar también en su bienestar. Es necesario hacer cosas que resuelvan para todos, y dejar de lado las que impliquen beneficio propio a costa  de otros. Tercero, al momento de identificar la oportunidad, es urgente actuar con honor. Saber que nuestras decisiones pueden construir el equilibrio que México tanto necesita.

Todo lo anterior debiera ocurrir dentro de una sociedad que decide vivir con amor, entendiendo esto como “el sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con la sociedad”.

La falta de aplicación de este concepto es algo a lo que nos enfrentamos todos los días, y lo más probable es que estemos viviendo en un país con unas condiciones tan adversas que nos impiden verlo.

 Un ejemplo simple son estas tiendas de ropa a precios muy accesibles en donde, por conveniencia, no nos enteramos de las condiciones laborales o comerciales de los trabajadores o productores, pero seguramente no son las mejores. ¿Estamos dispuestos a investigar la procedencia de esta ropa? y, si resulta que las condiciones son malas, ¿estamos de acuerdo en que no son condiciones laborales en las que se deba trabajar? Y luego, ¿estamos dispuestos a dejar de comprar ropa a precios bajos? ¿Estamos dispuestos a gastar más dinero para que más personas tengan condiciones laborales dignas?
Sabiendo de lo que se trata y del impacto en el equilibrio social, ¿qué tan dispuestos estamos a retomar el concepto de in lak’ech como los mayas lo aplican?

Retomando esta ideología ancestral, podemos encontrar una solución a los problemas que tu y yo vivimos hoy.

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